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lunes, 6 de octubre de 2008

¿Es posible un modelo único de diseño instruccional?

Las distintas teorías de aprendizaje: conductismo, cognitivismo, constructivismo y conectivism hacen una descripción de las formas cómo creen que nosotros aprendemos.

Investigadores y teóricos buscan comprobar su teoría mediante una investigación en la que, cuidadosamente, se eligen los temas, se identifican las variables, se controlan las condiciones, y se reúnen datos, para obtener unas conclusiones aplicables a una situación de diseño instruccional.

Sin embargo, no se se ha conseguido establecer un modelo de diseño instruccional válido para las distintas situaciones educativas.

Quizá el error está en que nos esforzamos en comprender intuitivamente los mecanismos mediante los cuales aprendemos. En realidad, se sabe, puesto que ya se han creado artefactos inteligentes que, a nivel primario, emulan comportamientos humanos e incluso nos dan respuestas.

El conductismo tiene un claro modelo de diseño instruccional. Y, a mi juicio, algunos aspectos muy positivos. Uno de ellos, procurar que los conocimientos sean progresivos, orientando al alumno que se siente informado y acompañado en su camino.

El modelo instruccional del Conductismo y del Cognitivismo es un pack cerrado, mientras que el Constructivismo y Conectivismo es abierto, mezclando alumnos con distintos niveles de conocimientos previos, esperando que un trabajo colaborativo ayude a ambas partes a mejorar.

La intención es buena pero la simple lógica indica que no puede funcionar. El que no sabe (o cree que sabe poco) no se atreve a participar por miedo al ridículo (gran masa silenciosa). El que sabe mucho si no tiene oponentes de su nivel se aburre y abandona (y además no suele opinar en las encuestas finales porque ya ni siquiera entra en la plataforma).

Hay que contar además con las emociones. ¿Alguien cree que, ante la posibilidad de un ascenso, compartirá conocimientos con su potencial oponente?

La neurociencia describe simplemente el aspecto neurofisiológico y, sin duda puede ayudar mucho, pero considero necesario atender además a aspectos como el tipo de inteligencia, los estilos de aprendizaje, el grado de motivación, ...

Hacer la enseñanza flexible, hasta el punto de que es el alumno el único que decide su itinario formativo, no es efectivo. Y menos aún si tratamos de enseñar a personas que proceden de un modelo vertical de enseñanza donde el conocimiento emana del que sabe hacia el que no sabe.

No es politicamente correcto tomar ideas de teorías anteriores que han sido desechadas, pero creo que la vida es evolución en base a pruebas de ensayo y error. Quizá es hora de recoger los aspectos favorables para contruir un nuevo modelo.

Mi conclusión es que no debemos centrarnos en la búsqueda de un sólo modelo sino en crear un abanico de posibilidades para aplicar a cada caso concreto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Serolod
Leyendo tu mensaje me he sentido identificada cuando pones "El que no sabe (o cree que sabe poco) no se atreve a participar por miedo al ridículo...". Aunque en mi caso, me cuesta participar por sentir que si no hago un aporte muy significativo, más bien no hacer perder el tiempo a los demás.
En fin, pienso que sobre cómo aprendemos sabemos algunas cosas, como que las emociones pueden favorecer u obstruir el aprendizaje, según éstas tengan un matiz positivo o negativo. Que aprendemos mejor si los métodos de enseñanza van acordes a nuestro estilo de aprendizaje. También que aprendemos mejor si contamos con buenas estrategias personales de aprendizaje y somos metacognitivos. En fin sabemos muchas cosas y desconocemos muchas más. Son tantas las variables que intervienen en el aprendizaje, que es casi imposible diseñar un programa de estudio que considere las peculiaridades de cada aprendiz, pero que así y todo, de una manera u de otra, todos hemos aprendido.
Estoy de acuerdo contigo en que cada teoría ha aportado lo suyo y tenemos que aprovechar lo bueno de cada una y tratar de aproximarnos lo más que podamos a las necesidades sociales, culturales,históricas, cognitivas, emocionales y de aprendizaje de nuestros alumnos si queremos que nuestro diseño curricular sea efectivo.